APRENDIZAJE Y MEMORIA

El aprendizaje es el proceso por el cual la experiencia o la práctica producen un cambio relativamente permanente en la conducta y el potencial de la conducta para adaptarse a las condiciones cambiantes e impredecibles del ambiente y la memoria es una función cerebral que interviene en todos los procesos de aprendizaje del ser humano. Si no se contara con la memoria, facultades básicas como la percepción a través de los órganos de los sentidos, sería inútil, porque cada vez que percibiéramos algo sería como algo nuevo y jamás sabríamos como actuar en consecuencia con lo percibido. La base de la experiencia de lo que ya aprendimos es necesaria.

Debemos saber que los registros sensoriales son los puntos de entrada para la información pura de todos los sentidos, a medida que la nueva información visual ingresa a los registros, la información anterior (el icono o imagen visual) es “enmascarada” casi de inmediato y desaparece. De otra manera, los registros se saturarían al acumularse y confundirse la información visual. La información auditiva se desvanece más lentamente; el eco dura por varios segundos. De la gran cantidad de información recibida, seleccionamos algunos elementos para su procesamiento posterior. En este proceso, llamado atención, también le damos significado a la información.

Las características o los tipos de aprendizaje son:

-El condicionamiento clásico: Es el proceso de aprendizaje mediante el cual un organismo establece una asociación entre un estímulo condicionado (EC) y un estímulo incondicionado (EI), siendo el EC capaz de elicitar una respuesta condicionada (RC). Experimentalmente se obtiene esta forma de condicionamiento exponiendo el organismo a un EC y un EI en repetidas ocasiones. Fue descubierto casi por accidente por un fisiólogo ruso llamado Iván Pavlov mientras hacía un estudio a los procesos digestivos, él intentó enseñar a los perros a salivar cuando no estuviera presente la comida. Entrenó a un perro a salivar ante el sonido de una campana presentando el sonido justo antes de llevar la comida al cuarto. A la larga, el perro empezó a salivar ante el solo sonido de la campana.

Los seres humanos también aprenden a asociar ciertas imágenes o sonidos con otros estímulos. John Watson y Rosalie Rayner condicionaron a un pequeño llamado Alberto a temer a las ratas blancas haciendo un ruido fuerte y atemorizante cada vez que se mostraba al niño una rata. Este método dio lugar a la terapia de desensibilización, una técnica de condicionamiento diseñada para reducir gradualmente la ansiedad acerca de un objeto o situación particular. Recientemente, los científicos han descubierto que el sistema inmunológico responde a las técnicas de condicionamiento clásico, permitiendo de esta manera a los médicos administrar menos medicamentos en el tratamiento de ciertos trastornos.

El condicionamiento clásico es selectivo; algunos tipos de condicionamiento se logran con mucha facilidad, mientras que otros pueden no ocurrir. La investigación demuestra que desarrollamos fobias hacia las serpientes y las arañas, por ejemplo, pero casi nunca hacia las flores o utensilios de cocina, lo cual ilustra respectivamente los principios de preparación y contrapreparación propuestos por Seligman. La facilidad con la cual desarrollamos aversiones condicionadas a la comida (o al sabor) también ilustra la preparación para el aprendizaje. Las aversiones condicionadas a la comida son excepciones a las reglas generales acerca del condicionamiento clásico. Los animales pueden aprender a evitar comida envenenada incluso si hubo un largo intervalo entre el consumo de la comida y la enfermedad. En muchos casos, sólo se necesita un pareamiento de los estímulos condicionado e incondicionado para que tenga lugar el aprendizaje.

-El condicionamiento operante se interesa en el aprendizaje de la conducta que opera en el ambiente: la persona o el animal se comportan de una manera particular para obtener algo deseado o evitar algo desagradable. Esta conducta es inicialmente emitida más que provocada (usted ondea la mano para detener un taxi, los perros ruegan en la mesa para obtener comida). Dichas acciones se denominan conductas operantes. 

En este, se utiliza el reforzador (como la entrega de la comida) para incrementar la probabilidad de que una respuesta particular vuelva a ocurrir en el futuro. Para reducir la probabilidad de que una respuesta particular vuelva a ocurrir se usan estímulos aversivos (como los regaños). Thorndike propuso la ley del efecto, que afirma que la conducta que es consistentemente recompensada quedará “estampada” como conducta aprendida, en tanto que la conducta castigada de manera consistente desaparecerá.

La presencia de reforzadores positivos (como la comida) aumenta o incrementa la probabilidad de que la conducta vuelva a ocurrir. Los reforzadores negativos (como la terminación de una descarga eléctrica) también incrementan la probabilidad de que una conducta se repita, pero lo hace reduciendo o eliminando algo desagradable del ambiente. Aunque todos los reforzadores (positivos y negativos) incrementan la probabilidad de que una conducta ocurra de nuevo, el castigo es cualquier evento cuya presencia disminuye la probabilidad de que la conducta en curso vuelva a ocurrir. El reforzamiento siempre fortalece la conducta; el castigo la debilita. El entrenamiento de evitación implica el aprendizaje de una conducta deseable que impide la ocurrencia de una condición desagradable, como el castigo.

Comentarios